− Directivos y representantes de la banca mexicana.
− Medios de Comunicación.
− Señoras y Señores.
Muy buenos días.
Agradezco a la Asociación de
Bancos de México por la invitación para participar en la 79° Convención
Bancaria. El año pasado fue, a mi parecer, un año particularmente productivo.
Tanto las autoridades, como los bancos, salimos de aquí con múltiples acuerdos
para atender preocupaciones del sector en temas de requerimientos de capital,
reconocimiento de garantías y del cálculo de liquidez, entre otros. Estos
acuerdos se integraron a nuestra agenda de los últimos doce meses y hoy son
parte de los resultados que conjuntamente obtuvimos.
Estoy seguro de que esta
Convención, al igual que las anteriores, nos permitirá valorar avances,
discutir sobre las oportunidades y retos que enfrentamos, así como formar
compromisos que nos conduzcan a alcanzarlos.
No obstante, al hacer el
balance de lo ocurrido el año pasado, es imposible dejar de lado el contexto
internacional que, durante los últimos meses, se ha caracterizado por un
entorno financiero complicado. Hemos presenciado una volatilidad importante en
los mercados internacionales, una desaceleración del crecimiento en las
economías emergentes, una fuerte caída en los precios de las materias primas, y
un incremento en las tasas de interés de la Reserva Federal de los Estados
Unidos. Esta situación mantiene al mundo entero en un entorno de incertidumbre.
Sin embargo, México es de los
países mejor posicionados para hacer frente a dicha volatilidad internacional y
una de las razones es que tenemos un sistema financiero estable y, en
particular, un sector bancario sólido, bien capitalizado y con crecimiento
sostenido, lo que contribuye positivamente para dinamizar la economía.
Ante escenarios de volatilidad
similares ocurridos en el pasado, en particular la crisis financiera
internacional de 2008, los bancos del sistema financiero mexicano probaron que
más que ser parte del problema, hoy son parte de la solución.
Esto no es casualidad, es
resultado de años de trabajo coordinado para construir un marco prudencial
robusto, el cual ha generado condiciones de estabilidad y certidumbre dentro
del sistema financiero. Pero tener un sistema bancario sólido no es suficiente;
el país requiere de una banca proactiva, promotora, que ofrezca soluciones a
las necesidades financieras de la población y que canalice recursos a los
sectores productivos de la economía. Esta es la posición que ha asumido la
banca en los últimos años. Hoy veo cada vez más esa banca; una banca sólida y
fuerte, incursionando en nuevas oportunidades y preocupada por la inclusión
financiera de la población.
Los números no me dejan
mentir. En los últimos 3 años, el financiamiento interno al sector privado como
proporción del PIB se incrementó en más de 5 puntos porcentuales ubicándose en
31%; y resalto que la banca múltiple contribuyó con más de la mitad de dicho
incremento.
Tan sólo en el último año, la
cartera total de crédito de la banca múltiple creció casi 15%, 3 veces por
encima del crecimiento del PIB; proporción que había sido de 2 veces, en
promedio, en los últimos cinco años.
También muy buena noticia es
que se ha logrado expandir y dirigir mejor el financiamiento, sin sacrificar la
calidad crediticia. Hemos tenido doce años consecutivos con índices de
morosidad por debajo del 4% y el año pasado cerramos con una cartera vencida
menor al 3%.
Esta eficiencia de la banca
mexicana se ve reflejada en los sólidos balances y adecuados niveles de
capitalización para hacer frente a posibles escenarios adversos. Llevamos 8
años con un índice de capitalización cercano al 15%; inclusive, en los últimos
3 años, el sistema bancario registró un ICAP promedio de casi 16%, lo que nos posiciona por encima de otros
sistemas bancarios como el de Perú, Estados Unidos, China y Chile.
Las reformas estructurales
emprendidas por el Presidente Enrique Peña Nieto, la estabilidad macroeconómica
del país y los buenos resultados del sector, significan oportunidades de
crecimiento y negocio para el sector posiblemente como en ninguna otra parte
del mundo. Prueba de ello es la
autorización de licencias bancarias otorgadas por la Comisión el año
pasado a tres nuevas instituciones de capital extranjero. Más allá de ello, con
esto se acumulan 13 nuevos participantes en este sector en lo que va de la
presente Administración.
Por otra parte, es importante
recalcar que los buenos resultados han ido de la mano de un importante esfuerzo
por parte de todos los funcionarios bancarios, -desde el consejo de
administración hasta el cajero en la sucursal más lejana-, por adoptar la nueva
regulación derivada de la Reforma Financiera y para dar cumplimiento a los
estándares de Basilea, consolidar sistemas y procesos, contar con personal
calificado y fortalecer sus gobiernos corporativos para soportar su sana
expansión.
También es importante resaltar
los resultados de la Reforma Financiera, los cuales son alentadores. Hoy, a
poco más de dos años de su promulgación, como lo estableció el Secretario
Videgaray en la presentación de la iniciativa de ley, se otorga más crédito y
más barato.
En los últimos 24 meses, la
cartera total creció 20% en términos reales, por arriba del 16% de crecimiento
que registró durante los dos años previos a la Reforma. Además, se ha logrado
una disminución de casi un punto porcentual en la tasa de interés implícita.
Dicho crecimiento de la
cartera total se dio en gran medida por la expansión de la cartera empresarial
que, en los últimos dos años, casi duplicó su crecimiento real respecto a los
dos años previos a la Reforma. Además, este financiamiento se ha dado en
mejores condiciones, con una reducción de 1.3 puntos porcentuales en su tasa de
interés implícita.
Por su parte, y también como
resultado de la Reforma Financiera, es necesario mencionar la labor de la Banca
de Desarrollo como propulsor de la canalización de crédito a los sectores
productivos. A partir de la Reforma, la cartera total de la Banca de Desarrollo
ha crecido 23% en términos reales con una tasa de interés implícita promedio
menor en 1.6 puntos porcentuales.
Además, la simplificación en
el régimen de otorgamiento y ejecución de garantías que derivó de la Reforma,
permitió que el crédito inducido, a través de las garantías otorgadas por la
banca de desarrollo, alcanzara $355 mmdp al cierre de 2015, lo que significa un
crecimiento real acumulado de 32% durante los últimos dos años.
Como saben, tanto la
regulación como la supervisión son procesos dinámicos. Siempre están sujetos a
cambios y mejoras. Los últimos años han sido particularmente intensos en ese
sentido. Y de nuevo reconozco el esfuerzo y agradezco a todos los empleados
bancarios por su participación en la elaboración y adopción de los cerca de 300
modificaciones a las normas del sistema financiero que realizamos en 2014; lo
anterior para instrumentar la Reforma Financiera e incorporar los
requerimientos de capitalización y liquidez emitidos por el Comité de Basilea.
Sin embargo, nuestra agenda
regulatoria durante 2015 también fue ambiciosa con resultados muy
satisfactorios. Realizamos aproximadamente 70 cambios regulatorios que en su
conjunto, buscan un sistema financiero sólido, eficiente y apegado a las
mejores prácticas internacionales.
Trabajamos en el
perfeccionamiento del marco normativo para promover el desarrollo de la
actividad bancaria. Por ejemplo, emitimos reglas para que las reservas de la
cartera de consumo reconozcan las garantías otorgadas por la banca de
desarrollo.
Por otro lado, realizamos
modificaciones al marco regulatorio para continuar cumpliendo con los
estándares de Basilea. Por ejemplo,
establecimos y publicamos las bases para identificar a los bancos con
importancia sistémica local.
Esta transformación del marco
regulatorio nos ha hecho acreedores de diversos reconocimientos
internacionales. En 2015, México fue calificado como “compliant”, el grado más
alto posible otorgado por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea por el
cumplimiento del Programa de Evaluación de Consistencia Regulatoria; hecho que
además de consolidar la certidumbre de los inversionistas en el sector, nos
coloca como un referente internacional.
También, la Comisión fue
objeto de otros reconocimientos internacionales, como el otorgado por la Unión
Europea respecto al régimen de
confidencialidad bancaria, y el concedido a nuestro Sistema de Atención de
Requerimientos de Autoridad (SIARA) en el informe de la oficina de la ONU
contra la Droga y el Delito.
Hoy podemos decir que el
sistema financiero mexicano cuenta con un marco legal moderno que lo dota de
estabilidad y le permite mitigar riesgos; pero la tarea de las autoridades no
termina con la emisión de reglas. Las labores de supervisión son indispensables
para hacer cumplir la regulación y para detectar con oportunidad y dar
seguimiento a posibles riesgos.
En este sentido, en 2015 ejecutamos
un amplio programa de supervisión, a través del cual se llevaron a cabo 630
visitas de inspección a todo el sistema financiero mexicano; un incremento de
26% respecto a 2014. Cabe mencionar que aproximadamente el 15% de estas visitas
fueron practicadas a las instituciones del sector de banca múltiple.
Como resultado de estas
visitas y de los procesos de vigilancia, la CNBV emitió más de 70,000
observaciones y recomendaciones e instruyó alrededor de 5,500 acciones
correctivas a todo el sistema financiero mexicano.
En la Comisión además de
reconocer los esfuerzos que ustedes han realizado, también estamos convencidos
de los niveles de eficiencia que la banca mexicana ha alcanzado, y por ello
sabemos que no podemos quedarnos atrás.
En este sentido, para seguir
cumpliendo plenamente con nuestras atribuciones -previas y nuevas a raíz de la
Reforma Financiera- y en línea con nuestro Plan Estratégico, en los últimos
meses hemos comenzado a implementar las metodologías y procedimientos de
supervisión necesarios para adoptar un enfoque de supervisión basada en
riesgos.
Esto no es un cambio menor.
Para ello contamos con la asesoría del Banco Mundial a fin de incorporar las
mejores prácticas internacionales. Con ello, estamos fortaleciendo la
supervisión de cumplimiento con un enfoque prospectivo donde el supervisor
evaluará prioritariamente las áreas e instituciones que representan mayor
riesgo en el sistema financiero.
Este nuevo enfoque y las
herramientas que hemos desarrollado para su instrumentación, aseguran que
nuestras labores de supervisión sigan una metodología cuantitativa, robusta y
homogénea; y a su vez, permitirá fortalecer las conclusiones respecto a los
riesgos que enfrentan las instituciones del sistema financiero y las medidas
necesarias para mitigarlos.
No obstante, para que este
nuevo enfoque alcance el potencial deseado y para que el marco regulatorio
tenga el mayor impacto en la economía, es necesario que se asuma plenamente por
todos los participantes a través de una adecuada cultura bancaria, la cual se
origina en el consejo de administración y la alta gerencia y debe permear al
resto de la institución.
Cada una de sus empresas
estableció una visión y un propósito que va más allá de generar ganancias. La
cultura bancaria es el nivel de congruencia que existe entre esa visión y su
actuar, y está determinada por la manera en que se llevan a cabo los procesos
internos y por cómo permea el actuar de los directivos en los demás
trabajadores.
En este sentido, la cultura
bancaria toma gran relevancia, donde más allá de las reglas, determina el
comportamiento de cada una de las instituciones y cierra la mancuerna en
complemento con una regulación y supervisión apropiadas, para construir un
sector más sólido y socialmente responsable.
Al día de hoy, hemos visto
algunos avances en este sentido. Por ejemplo, en los últimos años la mayoría de
los bancos han hecho cambios en sus consejos directivos y han establecido su
perfil de riesgo acorde a sus planes de negocio y a las oportunidades de
mercado. Lo anterior, buscando fortalecer sus órganos de decisión y establecer
límites y tolerancia para una mejor gestión de riesgos en la institución.
Nuevo reto: innovar
Estos riesgos no solo son los
que se incurren en la operación diaria, sino también en los que provienen de
otras fuentes. Por ejemplo, recientemente escribió Thomas Friedman, periodista
y escritor tres veces ganador del Pulitzer, que hoy nos enfrentamos a tres
grandes fuerzas que están transformando el planeta: la tecnología, la
globalización y el cambio climático. Estas tres fuerzas están en constante
aceleración y su velocidad demanda una mayor capacidad de reacción y de toma de
decisiones; además, nos obliga a desarrollar soluciones, fortalecer la
gobernanza y desarrollar mejores habilidades de liderazgo.
Estas fuerzas, están
revolucionando muchas industrias y la industria financiera no es la excepción.
Como ya comenté la globalización se ha hecho una realidad en el sistema con la
entrada de nuevos participantes extranjeros. Pero a su vez nos impone nuevos
retos como es la correcta identificación de las transacciones financieras que
se hacen al extranjero. Un tema de gran relevancia en el que debemos redoblar
esfuerzos.
Por su parte, el avance de la
tecnología se hace patente cada día con la entrada de nuevos jugadores con
ideas innovadoras y soluciones híbridas. Como ejemplo, tenemos las nuevas
carteras digitales, las recientes soluciones de pago o la industria de
financiamiento colectivo (crowdfunding).
Si bien hoy México tiene una
banca estable que opera bajo un marco de regulación y supervisión sólido,
moderno y acorde a las mejores prácticas internacionales, no podemos quedarnos
ahí. Aún hay retos en términos de inclusión, crédito, y como mencionó Friedman,
la globalización y la rápida adopción tecnológica representan desafíos
adicionales.
El desarrollo y la adopción de
tecnología en las últimas décadas se han dado a pasos agigantados. De acuerdo
al Banco Mundial, la adopción de los celulares por el 80% de la población
mundial se dio en menos de veinte años; mientras que, por ejemplo, la radio
tardó setenta años en ser adoptada. Esto significa que existe una gran
recepción de innovación tecnológica y debemos hacerla nuestra aliada.
Ante esto, la banca cuenta con
múltiples ventajas comparativas como la lealtad de los clientes y su
experiencia en el manejo de riesgos y el cumplimiento de la regulación. Estas
ventajas pueden ser aprovechadas para crear sinergias con la industria
tecnológica o desarrollar internamente nuevos productos y servicios.
Además de la rápida adopción
tecnológica, el bono demográfico con el que cuenta el país le brinda una
oportunidad única a la banca para incorporar nuevos segmentos al sistema.
Primero, el 39% de la población mexicana es menor a 18 años y serán el grueso
de sus clientes en 10 años.
Segundo, el 31% de la
población ocupada que se incorporó al mercado laboral formal en el último año
fueron jóvenes de 15 a 29 años de edad; un segmento de la población que al
incorporarse al mercado laboral, potencialmente sea la primera vez que utilizan
un servicio bancario para recibir su nómina. Esto sin duda también es una
oportunidad para atraer clientes mediante soluciones innovadoras.
La tecnología fomenta un
sistema financiero más incluyente, ya que rompe barreras, disminuye costos y
permite incorporar a nuevos jugadores al sistema. Por lo tanto, fomentar la
innovación es apostar a favor de una mayor inclusión financiera.
Los resultados preliminares de
la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2015 muestran avances: el número
de adultos con cuentas de ahorro se incrementó de 35 a 44 por ciento y el mayor
avance se dio en mujeres que habitan localidades rurales. Si bien estas cifras
son positivas, también nos hablan de que más de la mitad de la población no
tiene una cuenta en una institución formal, por lo que es claro que nos falta
mucho por hacer para tener un sistema financiero al que accedan todos los
mexicanos.
No dejo de mencionar que esta
inclusión debe estar acompañada de una mayor educación financiera. Lo que quiero
resaltar es que la inclusión financiera se interpreta como incorporar a más
gente al sistema, mientras que la educación financiera se refiere no nada más a
un concepto de cantidad sino a una incorporación de calidad.
La educación financiera nos
permite estar mejor informados sobre nuestros derechos y obligaciones, y es
sustancial para disminuir riesgos tales como fraudes y el robo de identidad.
Recientemente hemos observado un incremento en el uso indebido de información
personal para suplantar identidades y cometer delitos. Al respecto, las
autoridades en coordinación con ustedes buscamos poner en marcha una estrategia
que contempla modificaciones al marco regulatorio, en el corto y mediano plazo,
orientadas a fortalecer los mecanismos de validación y autentificación de los
medios de identificación de los clientes, y que presupone que los usuarios
accedan a más y mejor información.
Este es un ejemplo más de la
valiosa colaboración entre las autoridades y las instituciones que conforman el
sistema financiero mexicano.
Cierre
Señoras y Señores.
En conclusión, se han logrado
avances muy importantes en el desarrollo del sistema financiero. A pesar del
contexto global, tenemos un sector bancario fortalecido, que ha roto la inercia
y está creciendo por encima del PIB, con niveles de capitalización y solvencia
adecuados. Es momento de ver hacia
adelante y migrar de una banca tradicional, a una banca visionaria. Es tarea de
todos aprovechar las oportunidades actuales para construir desde ahora un
sistema financiero visionario preparado para retos futuros.
Sin duda, nosotros, como
entidad reguladora, tenemos la responsabilidad de no inhibir el desarrollo de
nuevos productos por parte de la banca. Uno de los retos más importantes de la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores es mantener una regulación dinámica que
permita la innovación en el sistema, sea acorde a la normatividad internacional
y que, a su vez, mantenga la estabilidad del sistema financiero.
Ustedes como sector privado
tienen en sus manos el ofrecer servicios y productos de manera responsable y
con claridad de condiciones para el usuario, asumiendo como suyo el objetivo de
ayudar a las familias y empresas mexicanas a cumplir sus objetivos financieros;
porque al final, todos nos beneficiamos de incentivar un mejor uso del sector
financiero formal.
Buenos días.
+++
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