México, D.F., 28 de agosto de
2015.
Muchas gracias, señor
Coordinador, querido Emilio. Muchas gracias, Carlos, señor Coordinador.
Gracias.
Me da mucho gusto saludar
nuevamente, como hacía recuento Emilio, es algo que hacemos y he tenido el
privilegio de reunirme con ustedes prácticamente cada seis meses, a veces más
seguidos, según como ande la agenda legislativa en la materia hacendaria.
Es para mí siempre, primero, una
gran alegría el saludarles y tener la oportunidad de agradecerles, por supuesto
el gran respaldo que le han representado los grupos parlamentarios del Partido
Revolucionario Institucional y del Partido Verde Ecologista de México al
Presidente Enrique Peña Nieto; pero sobre todo agradecerles lo que han hecho
ustedes por México.
Al terminar la LXIII Legislatura,
empieza la LXIII, creo que es un hecho que México cambió; cambió de manera
importante y cambió para bien, y ustedes han sido los protagonistas.
No se explica, no se entiende el
cambio, esta gran transformación sin la inteligencia, el talento, el
patriotismo de todos y cada uno de ustedes. Muchas gracias, les reitero.
Es también una muy buena
oportunidad para compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el entorno
económico internacional y el impacto que esto tiene en la economía de nuestro
país de cara al paquete económico, donde, si bien, una parte del paquete es
competencia exclusiva de la Cámara de Diputados, al Senado de la República le
toca la alta responsabilidad de actuar como Cámara Revisora de la Ley de
Ingresos y cualquier otra modificación que hubiera al marco tributario.
Por lo tanto, es para mí esto una
muy buena oportunidad de tener un primer acercamiento, un primer encuentro para
compartir con ustedes, insisto, algunas reflexiones.
Hemos preparado una presentación
que intento sea breve, sé que tienen una agenda muy apretada durante el día,
señor Coordinador, y por lo tanto, trataré de hacer esto de manera ejecutiva
para que puedan avanzar ustedes con su muy importante agenda.
Voy a hablar, en primer lugar, de
algunas consideraciones con respecto al paquete económico. Espero que pueda
verse la presentación. Si vamos a la siguiente lámina, por favor.
Esta lámina muestra del lado
derecho, cifras que no son una novedad, estas cifras que les estoy compartiendo
no soy ninguna noticia, son las cifras que entregamos a la Cámara de Diputados
a finales de marzo, como lo mandata la Ley del Presupuesto, con lo que se llama
coloquialmente los Precriterios de Política Económica.
Y quiero hacer con ustedes
algunas reflexiones en torno a cómo se perfilan los criterios de Política
Económica, sin adelantarles todavía los números precisos, señor Coordinador,
porque esos todavía los estamos trabajando y dependerá de la evolución de los
mercados y de las estimaciones hasta el día anterior a la presentación del
paquete.
En primer lugar, preveíamos un
crecimiento en marzo para el año 2016 de 3.3 a 4.3. En marzo este rango era muy
consistente con las estimaciones del sector privado; ahora, a finales de
agosto, si bien las estimaciones del sector privado se mantienen en el rango
superior al tres por ciento, es probable que revisemos a la baja, como ya se lo
compartía a sus compañeros diputados hace unos días, esta estimación para el
próximo año.
Con respecto al petróleo, que es
la variable que ha representado el reto más importante para las finanzas
públicas en los últimos meses y que sin lugar a dudas representará el reto más
importante en los próximos años, no solamente en 2016.
Recordemos que venimos de épocas
donde el precio del petróleo nos tenía acostumbrados a valores para la mezcla
mexicana que promediaban en el año más de 90 dólares por barril.
Hoy el precio de la mezcla
mexicana de exportación con el cierre de ayer en la tarde, está apenas superior
a los 35 dólares por barril.
Para el próximo año nosotros
proyectábamos en marzo, conforme al análisis de los mercados petroleros,
particularmente el mercado de futuros petroleros, es decir, las ventas
adelantadas de petróleo; un precio por barril de 55 dólares.
Es probable que la estimación que
incluyamos en la Ley de Ingresos esté inferior a los 55 dólares.
¿Hoy cómo está el precio?
Lo decíamos, hoy el precio del
petróleo está alrededor de los 35, 36 dólares. Sin embargo, aquí tenemos una
buena noticia y una noticia que creo que es oportuna, que es que el Gobierno de
la República una vez más concluyó la operación de coberturas petroleras para el
próximo año.
Y este año lo hicimos antes de lo
que normalmente se realiza, típicamente las coberturas se contratan entre
agosto y octubre.
Este año al ver que teníamos un
repunte en los precios del petróleo por ahí del mes de junio, empezamos el programa
de compras de manera muy acelerada y logramos cubrir un precio de 49 dólares
por barril. Hoy con el precio de 38 luce como una buena operación de cobertura.
Seguramente el precio que
habremos de proponer a la Cámara de Diputados y después para revisión del
Senado, será algo cercano a los 50 dólares por barril.
No mucho más allá de los 49
dólares por barril, porque tenemos que ser extraordinariamente prudentes y
responsables, cometeríamos un gravísimo error de suponer cuentas alegres y
sostener el gasto público a partir de estimaciones no fundamentadas del precio
del petróleo.
Pero aquí la buena noticia es que
tenemos ya las coberturas y nos permiten fijar un nivel claramente superior al
del precio del petróleo el día de hoy.
Por otro lado, tenemos el reto de
la producción petrolera. La producción habíamos estimado para el próximo año un
promedio diario de 2.4 millones de barriles. Es probable, conforme a las cifras
que hemos visto a lo largo de los últimos meses que la estimación que incluyamos
en la Ley de Ingresos sea menor conforme a los resultados que hemos visto en
los últimos meses.
Ahora, con respecto al tipo de
cambio nominal, la estimación de fin de periodo para 2016, manejábamos en marzo
una estimación del 14.5. Es probable y lo anticipo, que tendremos conforme a la
evolución que ha tenido el peso mexicano frente al dólar estadounidense, una
estimación superior del tipo de cambio.
Y finalmente, una variable que no
va a cambiar, y ésta es la variable más importante desde el punto de vista de
responsabilidad fiscal, es la reducción del déficit fiscal.
Recordarán ustedes que cuando
trabajamos juntos la Reforma Hacendaria de 2013, hicimos un compromiso de hacer
una reducción gradual del déficit fiscal.
Cada año debemos reducirlo 0.5
por ciento del Producto Interno Bruto. ¿Para qué? Para estabilizar la razón de
deuda contra Producto Interno Bruto y asegurarnos que no estamos financiando de
manera permanente el gasto público con endeudamiento.
Hoy que los mercados financieros
muestran una complejidad mucho mayor a la que veíamos hace algunos meses, se
vuelve aún más importante reducir el déficit fiscal.
Nuestra capacidad como país, al
igual que todos los países emergentes, de obtener financiamiento en los
mercados, se ve ya hoy reducido, porque los flujos de capital están yendo hacia
los países desarrollados, particularmente hacia activos denominados en dólares
estadounidenses el de bajo riesgo.
Por lo tanto, ése sería un
momento francamente riesgoso para estar financiando el gasto público a partir
de un déficit fiscal.
El reto para el armado del
Presupuesto de Egresos es a partir de estimaciones prudentes, sensatas de los
ingresos y de una reducción como está prevista del déficit fiscal, ajustar el Presupuesto
de Egresos de la Federación.
Es ahí donde el Presidente de la
República nos instruyó desde enero de este año a trabajar una metodología
presupuestal que implique que gastemos menos, pero que también gastemos mejor.
Y por lo tanto, adoptamos el
concepto, la filosofía del Presupuesto Base Cero que no significa otra cosa más
que atrevernos a revisar todas las partidas de gasto, todos los programas, a
revisar conforme a sus méritos.
¿Qué programas realmente son
importantes para el combate a la pobreza?
¿Qué programas contribuyen
realmente al crecimiento económico?
¿Cuáles son los programas
fundamentales para la seguridad pública?
Esta lógica de evaluación por
primera vez se va a reflejar plenamente en el armado del Presupuesto de
Egresos.
Les quiero anticipar que no hay
un criterio de establecer, por ejemplo, una reducción proporcional, pareja, a
todos los programas o a todas las Secretarías. Esa no es la filosofía de un
Presupuesto Base Cero.
Lo que estamos haciendo y venimos
haciendo desde hace meses es evaluar cada programa, con independencia de cuál
es la dependencia ejecutora. Y a partir de ahí los programas que, insisto,
contribuyen de manera importante al combate a la pobreza y al crecimiento
económico, a la seguridad pública, son aquellos que tienen prioridad.
Por supuesto los detalles del
proyecto del Presupuesto de Egresos los daremos a conocer cuando el señor
Presidente de la República envíe a la Cámara de Diputados el proyecto, teniendo
como fecha límite el 8 de septiembre.
Quiero decir algo que es muy
importante, es que a pesar del entorno internacional complejo, la economía
mexicana está creciendo. Y esto es algo que a veces en el debate público no se
aprecia lo suficiente.
México es una economía que está
creciendo más que el promedio de la OCDE, estamos creciendo más que el resto de
las economías de América Latina.
Y lo importante en realidad es
ubicar, identificar dónde está ocurriendo ese crecimiento, en qué sectores de
la economía, porque tenemos un sector muy importante que es el sector petrolero
que está, por razones ya expuestas, teniendo una contracción, una caída muy
importante del precio internacional del petróleo.
Sin embargo, el resto de la
economía está creciendo.
¿Cuál es el sector de la economía
que más está creciendo? Es el mercado interno.
Y esto es algo que tiene mucho
que ver con ustedes y es resultado del trabajo de las reformas que ustedes,
senadoras y senadores, han aprobado y hecho una realidad para México a lo largo
de los últimos tres años.
¿Por qué hoy estamos viendo, por
ejemplo, que el consumo privado está creciendo a más del cinco por ciento, que
estamos teniendo cifras muy robustas en las ventas, por ejemplo, de las tiendas
de autoservicio o las tiendas departamentales?
Vean ustedes las cifras de la
ANTAD que consistentemente nos están dando buenas noticias este año.
Un dato que es muy impresionante:
las ventas de vehículos en el mercado doméstico están creciendo 20 por ciento
de un año a otro, están creciendo gracias a que las familias mexicanas y las
empresas tienen la capacidad de comprar un vehículo.
¿Por qué estamos teniendo este
mejor resultado en lo que hoy es el principal motor de nuestra economía que es
el mercado interno?
Tiene que ver fundamentalmente
con dos cosas: Primero, porque las reformas que ustedes han aprobado están
reduciendo el costo de la vida de los mexicanos, de las familias mexicanas.
Al reducirse el costo de la
telefonía fija y móvil, al reducirse el costo de la electricidad, porque éste
es el primer año en que se ha reducido el costo de las tarifas domésticas desde
que se tiene registro, y además el costo de las tarifas industriales para las
empresas tienen disminuciones muy significativas.
La tarifa de alta tensión tiene
una reducción del más del 30 por ciento comparada con el año anterior. Esto
naturalmente permite que a pesar de la depreciación cambiaria sigamos teniendo
inflación muy baja.
De hecho, es interesante que, a
pesar de la depreciación cambiaria, estamos viendo la inflación más baja desde
que se tiene el registro quincenal.
La inflación de 2.64 por ciento
es una inflación que no habíamos visto desde la época del desarrollo
estabilizador en los sesentas.
Y esto se debe a que las
reformas, sus reformas, senadores y senadores, les están abaratando el costo de
la vida a las familias mexicanas, como también está reduciéndose el costo del
crédito, han bajado de manera muy importante las tasas de interés y el crédito
está creciendo otra vez a dos dígitos.
Esto permite también a los
consumidores tener mayor capacidad de compra.
Cuando vemos cómo está creciendo
la economía y por qué está creciendo la economía, hoy vale la pena destacar
algo que normalmente no se aprecia en la opinión pública, que es el que
principal detonador de crecimiento hoy es el mercado interno y esto no debería
de ser una sorpresa, esto es lo que estaban ustedes y nosotros buscando a
partir de la aplicación de las reformas estructurales.
Y va a continuar esta tendencia
porque la implementación de las reformas apenas está empezando, la seguiremos
viendo conforme a la reforma de telecomunicaciones, de energía, financiera, de
competencia económica, seguirán beneficiando en los próximos años al consumidor
y esta tendencia va a continuar.
Otra razón por la cual está
creciendo el mercado interno, está creciendo el consumo de las familias
mexicanas, es por las cifras de empleo.
Hoy se acaba de publicar la cifra
de desempleo, la tasa de desocupación más reciente para el mes de julio, es la
tasa de desocupación más baja que hemos tenido desde 2008.
Ajustada por estacionalidad, es
una tasa del 4.3, que representa un avance muy importante de cómo estábamos
apenas en el 2012.
Las cifras de creación de empleo
del Instituto Mexicano del Seguro Social, el empleo formal, lo que tenemos es
el registro más alto para un periodo de inicio de administración.
Los más de 470 mil empleos
formales creados en la administración del Presidente Enrique Peña Nieto hasta
ahora superan la creación de empleo que se haya registrado en cualquier
administración previa, tanto las de Acción Nacional, como las previas emanadas
de nuestro partido.
La combinación de empleo formal
creciendo, desempleo que se reduce y baja notable en la inflación, está ya
favoreciendo a la economía familiar y eso se refleja en nuestras cifras de
crecimiento económico.
Hay que señalar que el entorno
internacional es muy complejo y el reto más importante ahora es cómo protegemos
la economía de las familias mexicanas frente a la volatilidad internacional.
Muchas veces se nos dice: “Es que
el Gobierno de la República, la Secretaría de Hacienda solamente están pensando
en las cifras macroeconómicas”. Es completamente equivocado.
Estamos pensando y estamos
trabajando para proteger la economía familiar, pero para proteger la economía
familiar hay que proteger la estabilidad; la estabilidad de la economía en un
contexto internacional muy adverso.
Aquí están las cifras de
producción petrolera a las que hacía referencia hace un momento y, por otro
lado, las cifras del precio del petróleo.
Ahí pueden ver ustedes cómo
alcanzamos un fondo a principios de este año, después tuvimos una pequeña
recuperación, es ahí donde compramos las coberturas petroleras, por eso
adelantamos la compra de las coberturas. Desafortunadamente el precio ha caído,
en los últimos dos días hemos tenido una ligera recuperación, pero seguimos en
niveles muy inferiores a los que estábamos acostumbramos a tener en los últimos
años.
¿Cómo nos vemos si nos comparamos
con otras economías, particularmente cuando analizamos el tipo de cambio?
La gráfica de la izquierda les
muestra cómo se han movido cuatro variables para un grupo de países desde el 31
de diciembre de 2012, es decir, durante prácticamente la administración del
Presidente Enrique Peña Nieto.
Comparamos a México, Sudáfrica,
Colombia, Indonesia, Turquía, Brasil y Rusia, y comparamos cuatro variables: la
depreciación del tipo de cambio, el incremento en la tasa de los bonos o el
rendimiento de los bonos emitidos por esos países en moneda americana, en
dólares; el rendimiento en moneda local, en nuestro caso en pesos; y la
cobertura de riesgo de incumplimiento crediticio, las coberturas de default.
Como pueden ver ustedes, para
todos los países emergentes han sido un periodo de deterioro en las variables
financieras. Y estos últimos días, las últimas semanas, ha sido aún más
acentuado, pero vale la pena tener en perspectiva que nuestro país es una de
las economías emergentes que ha mostrado relativamente un mejor desempeño.
Quiero hacer un comentario con
respecto al impacto del valor del peso mexicano frente al dólar, que por cierto
en los últimos días hemos visto, al principio de esta semana, una depreciación
considerable, aunque ayer y hoy estamos observando una relativa apreciación del
peso mexicano, al mayoreo ya estamos otra vez debajo del 16.80.
Estamos en un momento de
muchísima volatilidad, es muy difícil predecir exactamente cuál va a ser el
valor de la moneda.
Déjenme compartirles una
reflexión que la hice con los diputados electos el sábado pasado, algo se
reflejó en los medios de comunicación, a lo mejor ustedes la vieron, pero me
gustaría compartir con ustedes la misma reflexión.
Y todo en parte de una pregunta
que me hizo un colega sudamericano, Ministro de Hacienda también de un país
hermano de Latinoamérica, que me decía: “¿Por qué en México cuando se deprecia
el peso mexicano a ustedes mexicanos les causa tanta preocupación?”.
Dice: “Acá en mi país la gente
sabe que eso representa que vamos a exportar más, que van a venir más turistas,
que van a entrar más remesas”.
Dice: “¿Por qué ustedes mexicanos
no lo ven así si también le pasa eso a México?”.
Y le explicaba yo a mi amigo y
colega que esto tiene que ver mucho con nuestra historia, porque durante
generaciones los mexicanos aprendimos que cuando se movía el peso de nuestra
moneda en automático era el anuncio, el principio de una muy grave crisis
económica.
Así nos pasó en el ‘58, en el
‘76, nos pasó en el ‘81, ‘82, ‘87, ‘88, ‘94 y ‘95. Es decir, tenemos la
explicación de por qué en México le damos ese significado tan especial al valor
de nuestra moneda frente al dólar, tiene mucho que ver con nuestra historia.
Pero para efectos del análisis
económico, vale la pena reflexionar en cómo ha cambiado nuestra estructura
económica desde entonces a ahora, y la diferencia más importante frente a 1994
o a 1982, por ejemplo, es que tenemos un sistema de tipo de cambio libre donde
el valor del peso mexicano ya no lo determinan ni el Banco de México ni el
Gobierno de la República.
Antes teníamos un sistema de tipo
de cambio fijo, ese sistema de tipo de cambio fijo implicaba que todas las
demás variables económicas tenían que ordenarse para sostener el valor de la
moneda.
Por lo tanto, cuando ya era
imposible sostener el valor de la moneda, es decir, quería decir que todo lo
demás había fallado.
Hoy en día no funciona así, de
hecho, funciona en cierta medida de manera inversa. Ahora el tipo de cambio es
la primera variable que se ajusta ante cambios en el entorno internacional.
Es un mecanismo de absorción de
choques, de cosas que pasan en los mercados financieros internacionales,
rápidamente se reflejan en el valor de nuestra moneda y, por lo tanto, no se
reflejan en otras variables importantes para la economía.
Les pido que hagan ustedes la
siguiente reflexión: Estamos teniendo
una depreciación relevante del peso frente al dólar, al mismo momento
que tenemos la inflación más baja de la que se tiene registro en 50 años; está
creciendo el empleo, bajando el desempleo y está creciendo el consumo de las
familias mexicanas; están bajando las tasas de interés y se está expandiendo el
crédito.
Es exactamente lo inverso de lo
que ocurría en las crisis del pasado, porque hoy tenemos un sistema de tipo de
cambio libre que permite que el peso sea la primera variable que se ajuste,
evitando que el efecto se transmita hacia el resto de la economía.
Esto es muy diferente a como
funcionaba nuestra estructura económica, es un cambio estructural muy
importante que se hizo hace 20 años y que hemos sostenido, pero que vale la
pena tenerlo en mente.
Por supuesto esto no quiere decir
que la depreciación cambiaria no tenga efectos a los cuales debamos estar
atentos las autoridades financieras. La depreciación cambiaria implica muy
buenas noticias para algunos, pero implica también incremento de costos para
otros, particularmente para el sector turismo, para el sector de manufactura de
exportación, las exportaciones de materias primas, por supuesto para las
familias que reciben remesas de familiares en los Estados Unidos esto
representa una mejora, pero también tenemos a los importadores, los bienes de
consumo y hay una serie de industrias para las cuales el encarecimiento del
dólar representa un reto.
Al final de cuentas lo importante
es, primero, y esa es la prioridad de la política cambiaria que ejercemos la
Comisión de Cambios, que es un órgano conjunto entre la Secretaría de Hacienda
y el Banco de México, es que bajo un régimen de tipo de cambio libre tengamos
un mercado por el peso mexicano que sea líquido y que sea ordenado.
Las intervenciones que hemos
hecho en las últimas semanas y meses no tienen como objetivo fijar un nivel
particular del peso frente al dólar, eso lo determinan la oferta y la demanda,
pero lo que sí queremos evitar y lo hemos evitado con éxito, es que tuviéramos
un problema de desorden o falta de liquidez.
Cuando hay poca liquidez en un
mercado puede darse que dos o tres personas puedan mover de manera abrupta el
valor de un activo, por eso es tan importante que tengamos liquidez. Y estamos
viendo cómo dependiendo de las percepciones de riesgo que hay en el mundo se
mueven las monedas, incluyendo el peso mexicano.
Por supuesto, una consideración
importante también es evitar que la depreciación cambiaria llegue a tal punto
que implique que se contagien los precios en la economía. Hasta ahora no lo
hemos visto, no advertimos ninguna evidencia de una posible burbuja
inflacionaria, todo lo contrario; incluso, en el último reporte quincenal de
inflación el comportamiento de los precios de las mercancías no alimentarias
muestra un descenso en su índice inflacionario, por lo tanto, todavía no lo
estamos viendo.
Pero es una prioridad, les puedo
confirmar, de la autoridad en la materia, que la integramos el Banco de México
y la Secretaría de Hacienda, asegurarnos que no ocurra tal efecto de traslado a
precios. Eso es clave, porque finalmente el mercado interno, la capacidad de
compra de las familias mexicanas, depende de que continuemos aprovechando los
beneficios de las reformas estructurales y teniendo un entorno de baja
inflación.
¿Por qué es importante disminuir
el déficit público? Porque en este momento donde el capital es más escaso, no
es el momento para incrementar nuestras necesidades de financiamiento.
Esta es nuestra trayectoria
prevista y la vamos a cumplir. Vamos a cumplir en el paquete económico con una
propuesta no solamente de acomodar mediante una reducción de gasto la caída en
los ingresos petroleros, sino que además, adicionalmente, vamos a avanzar en la
reducción del déficit fiscal.
Esto es posible gracias, en buena
medida, a la reforma hacendaria 2013. Créanme que como Secretario de Hacienda
entiendo muy bien y ustedes, como senadoras y senadores que actuando con
responsabilidad aprobaron la reforma hacendaria, todos entendemos que una
reforma que implica elevar los impuestos representa un costo de la opinión
pública, desgaste político y polémica que aún no termina.
Sin embargo, hoy ya podemos
afirmar que la reforma hacendaria de 2013 ha cumplido con sus objetivos
fundamentales. El primero es elevar la recaudación, lo cual, como ustedes
pueden ver en los ingresos tributarios, estamos teniendo un incremento muy
importante, ya en 2014 se vio una primera parte y en 2015 se ve cómo estamos ya
arriba del 12 por ciento de ingresos tributarios.
Esto nunca había pasado en
México, había quienes dudaban del potencial recaudatorio de la reforma y esa
discusión creo que ya está resuelta. La reforma hacendaria sí ha contribuido de
manera decidida a la recaudación.
Segundo objetivo de la reforma:
despetrolizar las finanzas públicas. En 2012, les recuerdo el dato, 40 por
ciento de los ingresos del gobierno federal dependían del petróleo. Primer
semestre de 2015, esta cifra se redujo a 18 por ciento. Solamente 18 por ciento
de los ingresos del gobierno en este primer semestre son ingresos petroleros.
Gracias a la Reforma Hacendaria
de 2013 hemos podido avanzar de manera muy importante en reducir, en mitigar,
uno de los riesgos estructurales graves que históricamente ha tenido nuestra
economía.
Tercer objetivo de la reforma
hacendaria, aumentar la base de contribuyentes. Recordarán ustedes que se nos
decía con frecuencia: “Es que le están cobrando otra vez más a los mismos”.
Esto es falso. A partir de la implementación de la reforma hacendaria la base
de contribuyentes ha crecido en más de 20 por ciento, 21 por ciento.
Tenemos 12 millones de
contribuyentes nuevos, incluyendo contribuyentes, más de un millón de nuevos
contribuyentes de los más pequeños, de los que antes no estaban en el régimen de
pequeños contribuyentes pero que ahora sí están en el recién creado régimen de
incorporación fiscal.
Finalmente, decíamos, esta es una
reforma para combatir la informalidad. Por primera vez en 15 años estamos
viendo cómo el INEGI reporta trimestre a trimestre, mes a mes, la disminución
de los indicadores de informalidad; mientras que tuvimos 10 años donde estaba
creciendo la informalidad.
Recordemos que combatir la
informalidad es combatir la inequidad, la falta de productividad de aquellos
mexicanos y mexicanas que trabajan en empresas que están fuera de la
formalidad.
Ahora bien, al concluir la
difícil, polémica, aprobación de la reforma hacendaria, el Presidente de la
República instruyó al gabinete económico a emitir un acuerdo de certidumbre
tributaria. ¿Por qué un acuerdo de certidumbre tributaria? ¿Por qué era
necesario y por qué es hoy necesario? Porque al crecimiento económico, a las
decisiones de invertir, de contratar personal, de adoptar nueva tecnología, lo
que más daño le hace es la incertidumbre sobre cuáles van a ser las reglas.
Sin duda a un contribuyente puede
gustarle o no, a la mayoría no nos gustan los impuestos, pero lo que más hace
daño a la decisión de invertir es no saber cuáles van a ser los impuestos. Por
lo tanto, el Presidente hizo un compromiso con la nación muy claro: Durante el
resto de la administración, es decir, de 2014 en adelante, no va a proponer al
Congreso ni nuevos impuestos ni aumentar los impuestos existentes.
Este es el compromiso de
certidumbre tributaria que hoy es enormemente valioso ante la caída de los
ingresos petroleros. Piensen ustedes que si la caída en los ingresos petroleros
va a ser duradera, tenemos que tomar una decisión como país en cómo vamos a
enfrentar la caída de los ingresos, y hay tres opciones: Subiendo los
impuestos, nos endeudamos o nos apretamos el cinturón, bajamos el gasto del
gobierno.
El Presidente lo que ha dicho es:
“No habrá nuevos impuestos, no habrá incrementos a los impuestos existentes”. Y
esto lo quiero reiterar aquí frente a ustedes, que habrán, como cámara
revisora, aprobar el paquete económico en la parte de ingresos; lo quiero
reiterar porque ya empiezan a aparecer algunas voces en la política y en los
medios de comunicación que dicen: “Ahí viene un nuevo impuesto”.
Incluso, hay quien habla de que
podría haber IVA en alimentos o en medicinas. Nada más falso, nada más
engañoso. Por supuesto que no lo habrá. El Presidente de la República, y lo
digo con toda responsabilidad frente a ustedes, no habrá de proponer un solo
incremento a ningún impuesto existente y por supuesto tampoco ningún nuevo
impuesto.
El camino del endeudamiento, ya
lo hemos comentado, tampoco es en realidad un camino. ¿Cuál es entonces la
decisión del Presidente? Le toca al gobierno federal apretarse el cinturón.
Enfrentaremos la caída de los ingresos del gobierno con menor gasto del gobierno.
Esto implica que el gobierno se
aprieta el cinturón precisamente para no afectar a las familias mexicanas, para
no afectar a los contribuyentes, para no generar obstáculos al crecimiento
económico y, por lo tanto, vamos a presentar un presupuesto de egresos con
características diferentes a los presupuestos que se han presentado en
ocasiones anteriores.
Muchos de ustedes han sido
diputadas y diputados, algunos incluso fuimos compañeros de legislatura, aquí
Emilio fue coordinador en la LX Legislatura, y todos recuerdan cómo el
Presupuesto de Egresos de la Federación era una discusión básicamente inercial,
era el presupuesto del año anterior más algún adicional, y toda la discusión
política en la Cámara de Diputados era ver cuál era la distribución de esa
bolsa adicional.
Esta va a ser una lógica
diferente, porque por primera vez desde los años 90 vamos a tener un
presupuesto que no va a crecer e incluso va a tener una disminución. Es una
lógica diferente, sin duda es un reto para las y los diputados. Enfrentaremos
resistencias, naturalmente, sabemos que así será. Pero lo que no estamos
dispuestos a hacer es a poner en riesgo la estabilidad de la economía nacional
y, por lo tanto, la economía de las familias mexicanas.
Recordemos que en los episodios
de inestabilidad los primeros afectados siempre son los más pobres y eso es lo
que no podemos permitir. Creo que si algo México ha aprendido en las últimas
décadas, es el valor de la estabilidad, y la estabilidad empieza por la
responsabilidad fiscal.
Déjenme concluir haciendo un
comentario breve sobre un tema completamente diferente, pero quiero
adelantarles que el Presidente de la República, como lo anunció desde hace ya
varios meses, está por enviar al Congreso de la Unión una ley para facultar por
primera vez en nuestra historia económica la creación de zonas económicas
especiales.
¿Por qué necesitamos intentar
algo nuevo como estrategia de desarrollo, específicamente pensando en el sur
del país?
Quiero concentrar su atención en
la primera gráfica, la que está a la izquierda, que nos muestra el crecimiento
del Producto Interno Bruto por habitante, es decir, per capita, comparando dos
regiones del país.
La primera es la región del bajío
y la frontera, lo que podríamos llamar el corredor TLC. Es una región donde a
partir de la integración de México al Tratado de Libre Comercio se ha generado
una muy importante historia de creación de riqueza y de prosperidad.
Esto no quiere decir que en los
estados de la frontera y el bajío no haya problemas, pero claramente hay un
proceso de industrialización, de creación de valor agregado; ahí está la
industria automotriz, aeroespacial, electrónica. Y en este período, de 1993 al
2012, creció 41 por ciento el Producto Interno Bruto por habitante.
Cuando vamos, sin embargo, al sur
del país, en este mismo período, vean ustedes la gráfica, se ha mantenido
prácticamente sin crecer. Es decir, en un período de 20 años apenas creció ocho
por ciento, prácticamente nada.
Esto quiere decir que hoy en
México estamos viviendo dos historias económicas diferentes; estamos viviendo
un México que en lugar de lograr la convergencia entre los niveles de vida de
las familias mexicanas a lo largo y ancho de nuestro país, estamos observando
una creciente divergencia.
Esto nos debe llevar a una
profunda reflexión autocrítica de cuál ha sido nuestra política de desarrollo
para el sur del país en los últimos 20 años. Y hay que reconocer que el modelo
de desarrollo fue profundamente asistencial; es decir, se esperaba que la apertura
comercial, acompañada de algunos paliativos de política social, programas muy
positivos como es hoy Progresa, para el bienestar de las familias, permitirían
que eventualmente la globalización por sí misma detonara crecimiento en el sur
del país.
Eso hoy, 20 años después, sabemos
que no ocurrió y si seguimos haciendo lo mismo, lo más probable es que
seguiremos teniendo los mismos resultados.
El sur de nuestro país, y no
solamente el sur, México completo necesita una estrategia nueva de desarrollo
para el sur del país, porque México es uno solo y sólo puede ser exitoso el
país si todos somos exitosos.
Por lo tanto, esta propuesta, que
es una propuesta innovadora y creativa para México, se basa en el análisis de
más de 100 zonas económicas especiales que existen en el mundo. Curiosamente,
México es uno de los pocos países que no ha adoptado esta figura.
De tal modo que tenemos la
capacidad de analizar con detalle, y esto lo estamos haciendo de la mano del
Banco Mundial, que nos está dando una asesoría profunda en el tema, para
analizar cada una de las zonas económicas especiales en el mundo, en Asia, por
ejemplo, en China o en el sureste asiático, en América del sur, en los países
de Europa del este, de dónde ha funcionado y dónde no.
Y hemos llegado a la conclusión
que para que funcione una zona económica especial se requiere una política
pública completamente integral. No basta con dar beneficios fiscales por sí
solos para hacer una gran generación de infraestructura, tenemos que hacer
varias cosas al mismo tiempo, que incluyen ventajas fiscales, régimen aduanero
especial, una regulación muy ágil, particularmente con ventanillas únicas, por
supuesto infraestructura, programas de apoyo para la comunidad y otros
estímulos y condiciones preferenciales.
¿Qué se busca? ¿Qué queremos
lograr con una zona económica especial? Llevar inversión y empleo a donde no lo
hay, particularmente a aquellas zonas del país que naturalmente tienen una
ventaja competitiva, logística, por ubicación o por características
geográficas.
Sin duda tenemos una muy conocida
zona en el país, que desde hace más de 100 años se le ubica como de un gran
potencial logístico, que es el Istmo de Tehuantepec y, sin embargo, llevamos
más de 100 años imaginando el proyecto.
No se trata simplemente de
construir un corredor para el tránsito rápido de mercancías, se trata de
construir un corredor de industrialización, de valor agregado, de tecnología.
Algo que crea cadenas de valor, desarrolla demandas de servicios, aumenta
compatibilidad y productividad.
Los tres pilares, es que tiene
que haber, insisto, una integralidad en la planeación de las zonas económicas
especiales; incentivos balanceados al capital y al trabajo. Es decir, y lo digo
con toda claridad, estímulos fiscales al capital y al trabajo.
Segundo, infraestructura; no
solamente carreteras, tiene que haber ferrocarril, tiene que haber gas natural,
tiene que haber electricidad, tiene que haber conectividad al Internet de alta
velocidad y algo muy importante, tan importante como lo anterior, tiene que
haber un desarrollo de comunidad, tiene que ser una zona donde la gente quiera vivir,
donde quiera llevar a su familia, que esto requiere vivienda, requiere
escuelas, requiere entretenimiento, requiere comunidad.
Aquí termina parte de las zonas
económicas especiales.
Para lograr todo esto necesitamos
un marco jurídico. Hoy no tiene el Ejecutivo las facultades para crear una zona
económica especial de estas características y, por lo tanto, en breve, en los
próximos días a partir del inicio del período ordinario de sesiones, el señor
Presidente le enviará al Congreso esta iniciativa.
Desde ahora nos ponemos a sus
órdenes para el análisis de la iniciativa, una vez que esté aquí en el Senado,
y reiterarles que éste es un tema de interés para toda la nación. Estoy seguro
que los senadores y senadoras del sur estarán enormemente interesados en esto,
pero aquí me permito, me atrevo a dirigirme a las y los del centro y del norte.
Este es un tema importante para
México y necesitamos el apoyo de todos para crear un nuevo modelo de desarrollo
no basado en el asistencialismo, sino basado en la productividad y en la
competitividad para el sur del país, que al final de cuentas es parte tan
importante de México como cualquier otro lugar de la nación.
Finalmente hacer un comentario
muy breve sobre una iniciativa que ya está en la Cámara de Diputados y
esperemos que pronto la ésta habrá de dictaminarla, votarla y turnarla como
minuta al Senado, que es un tema que ustedes conocen muy bien, porque en
realidad ustedes fueron la cámara de origen, que son las leyes reglamentarias
en materia de disciplina financiera de los estados y los municipios.
El Presidente de la República ya
envió a la Cámara de Diputados y recordarán que después de una larga discusión
entre las cámaras se dispuso un transitorio en el cual creo que la Cámara de
Diputados debía ser la cámara de origen; ya lo envió el Presidente de la
República y esperamos que la nueva legislatura pronto le dé un trámite
favorable a esta iniciativa.
Recordarles que de lo que se
trata, sí, por supuesto, es poner orden en el tema de la deuda de los estados y
los municipios, establecer límites para los estados excesivamente endeudados,
pero también tiene un aspecto muy constructivo: Para aquellos estados y
municipios que tienen bajos niveles de endeudamiento, esta reforma
constitucional que ya entró en vigor, que ustedes impulsaron y ahora con la Ley
Reglamentaria, permitirá reducir el costo de financiar proyectos productivos y
de infraestructura.
Así que no se trata solamente de
poner orden y límites, que se necesitan; sino también, para aquellos que han
sido ordenados y responsables, reducir el costo de financiar buenos proyectos
de infraestructura y proyectos productivos.
Señor Coordinador, aquí termino
mi intervención. Quedo a sus órdenes y, por supuesto, reiterarles el
agradecimiento por esta oportunidad.
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